jueves, 19 de abril de 2012

Un buen año para el metal: imprescindibles

Con algo de tiempo para la retrospectiva, se levanta por sus propios pies el hecho de que el 2011 ha sido un buen año para el Metal. Un gran año. Muy en particular, parece un año en el que muchos grupos se hayan puesto de acuerdo para "volver a sus orígenes", desde Korn hasta Dream Theater pasando por Stratovaruis, de un modo u otro. No sería capaz de hacer una selección de lo mejor que nos ha ofrecido, porque seguramente mi inclinación a uno géneros más que a otros haría injusticia a algunos, pero desde luego puedo decir con total seguridad una lista de imprescindibles que seguirán siéndolo para todo amante de la música de aquí en adelante. Tal vez falten algunos, pero no creo que sobren.

Me encantaría hacer una crítica a fondo de cada uno de los álbumes, pero esto sería un libro en lugar de una entrada. En lugar de eso, hos haré una breve reseña y enlazaré a mis críticas favoritas, de las que van canción por canción, para hacer justicia. De algunas novedades que surjan en adelante, ya llegará la oportunidad de explayarse.

Dream Theater: A dramatic turn of events.

Con este álbum, el grupo levanta la cabeza después de la partida de Mike Portnoy. Nos muestra lo mejor del Metal Progresivo que ellos mismo han definido, con un sonido limpio y con fuerza, algo que sólo puede lograrse con su habitual muestra de virtuosidad técnica. Si con el tiempo, el sonido de Dream Theatre se ha ido oscureciendo, a pesar de todo sigue en su línea, muy reconocible, arriesgando lo justo para obtener un disco variado, casi ecléctico, pero no tanto como para enfrentarse a sus fans de siempre.

Mike Mangini está a la altura con la batería, sobre todo por que su velocidad aguanta el ritmo de la guitarra de John Petrucci (increíble en varios solos). Si a eso le añadimos el duelo permanente con los teclados de Jordan Rudess y la voz de James LaBrie, la combinación es impresionante. Más en particular, el Tenor Canadiense, ya con la voz curada de sobra, ha logrado una madurez técnica que es lo que otorga a este trabajo de una limpieza celestial.

Además, se nota la búsqueda de una obra global. Es un album de conjunto, coordinado, en el que el orden de las canciones no es en absoluto aleatorio, y merece la pena oírlo de corrido.

Os dejo, si queréis profundizar más, una de las mejores y más detalladas críticas que haya leído.



Amon Amarth: Surtur Rising.

Nos vamos a algo muy diferente, pero francamente inmejorable. El grupo Amon Amarth (unos dicen que Viking, otros que Death Metal Melódico, no son incompatibles), nos presenta un album marcado por una poderosa instrumentación. La fuerza que transmite crea una épica combinación con la voz de death de Johan Hegg, un death técnicamente controlado, nítido dentro de su guturalidad, algo muy difícil de conseguir. Esa voz está perfectamente apoyada apoyada por la potencia y la densidad de los bajos, en definitiva, por la oscuridad del conjunto, pesado, pero no excesivamente opresivo. Resulta de todo esto de lo mejor del death, un sonido sorprendentemente equilibrado. Si tuviera que darle una sola palabra: intenso.

Imposible contener el headbang.

En Hipersónica.

Stratovarius: Elysium

Casi en otro extremo, nos encontramos con el nuevo trabajo de Stratovarius. Un disco que crea unas atmósferas increíbles, regresando en gran medida a los orígenes de la banda, con un sonido cristalino dentro de su fuerza y su tono épico (no vale compararla con grupos como Amon Amarth, evidentemente, es otra historia). Para más detalle, aquí tenéis una de mis críticas favoritas.

En particular, entre otras muy buenas composiciones, en este compacto hay una balada estremecedora. Aunque no sea por lo que se distinguen, la prueba de la balada es la que a menudo pierden muchos grupos de Power, Symphonic, o... (no voy a seguir por los géneros, ya sabéis por qué), y que también muchas veces nos da una medida de sus capacidades musicales. No puede faltar, siempre que no nos vayamos a las ramas más extremas. Y Stratovarius pasa esa prueba con nota. De hecho, posiblemente sea lo mejor del álbum. Bordada, mágica.



Motörhead: The World Is Yours.

¿Para qué cambiar los clásicos? ¿Quién anuncia que ya no se hace música como la de antes? Si dicen que los viejos rockeros nunca mueren, no me había creído el cliché hasta este momento. Incombustibles. Pasando del sonido Rock & Roll más clásico de Born to Lose, a sonidos más oscuros, intensos e incluso gore, como en Brotherhood of man. The World Is Yours no se quedará en un "¿Cómo? todavía no he escuchado lo nuevo de Motörhead." Muchos de sus temas pasarán a su catálogo de clásicos personales inmediatamente.

He aquí la crítica, otra vez de Hipersónica.


Within Temptation: The Unforgiving

Finalmente, puede que The Unforgiving no sea lo mejor del año 2011, pero aguanta el tirón y sin duda es el disco más maduro de Within Temptation, superando el "complejo Nightwish" con el que nacieron tantas agrupaciones. Si Sharon den Adel no tiene el vozarrón operístico de Tarja Turunen para el Goth, por fin encuentra su color vocal y gana fuerza con un tono más rockero, muy acorde con la inspiración cómic del conjunto. Pero esa madurez se aplica a toda la banda: nunca habían producido riffs como los de In the Middle of the Night. Después de escuchar el último disco de Motörhead, es evidente que lo mejor de los 80 a vuelto, renovado y refrescado. Por algunas décimas de segundo, en Iron casi hasta tuve la sensación de escuchar a Pat Benatar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario